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La Playa del Deseo

La Playa del Deseo

Su ritmo disminuía al acercarse. «Era oscuro, parecía ropa de buceo, pero por otro lado, no… era intrigante.
«Oh no!» exclamó una voz femenina detrás de él, y se giró para verla: desnuda, encharcada, y… enorme. Senos generosos que se balanceaban con suavidad, pezones con un palmo de anchura, cintura ligeramente acentuada, anchas y redondeadas caderas y unos cremosos y suaves muslos.
Los grandes y suaves labios de su sexo, un poco más oscuros que el resto de su piel, captaron su atención.
Con las manos en las mejillas, fingiéndose sorprendida, exclamó. «¡Cariño, con lo que llevo puesta! ¡Me obligarás a hacer todo lo que quieras para devolvérmelo!» mordiendo el labio inferior.
«¡Me la vas a jugar! Cuando intente recoger mi ropa, me la tirarás y harás con mi cuerpo lo que te plazca.
«Pero no, ¡yo… no!», aunque a él le gustase la idea.
«¿Por qué? ¿Por qué soy grande?», frunciendo los labios y, excitada, con una mirada maliciosa.
«¡No! No puede ser, tu eres… uau. Yo jamás te obligaría… «¡nunca!»
«Estoy dispuesta a hacer lo que quieras por recuperar mi ropa… ¿me entiendes? Después desaparecerá y no volverás a tener esta oportunidad… no tengo elección, no importa lo pervertido que suene lo que me vayas a pedir…» casi suplicando, con el entrecejo levantado.
Sabiendo lo que ella quería, apretó la ropa ligeramente contra el pecho, fijando los ojos de ella.
«Entonces… ¿qué debo hacer para recuperarla?» preguntó, ronroneando seductora. Con una sonrisa, separó sus anchos y cremosos muslos para revelar sus femeninas partes, arrodillándose sobre él, obligándole a acostarse en la arena. Su palo hinchado parecía amenazar con explotar.
Sus enormes muslos revelaban lo espectacular de sus nalgas. Generosas, jugosas, carnudas y onduladas, sin rastro de celulitis. Ella se dejaba caer lentamente hasta que él se dejó llevar por sus suaves nalgas. Gimió, como sofocado por las carnes que le cubrían el rostro, pudiendo saborear su vagina, rebosante de excitación.
«¡Qué malo eres conmigo!», se reía ella en un vaivén buscando arrimar con más fuerza sus nalgas sobre su rostro. Ella gemía cada vez que con la lengua él le recorría el clítoris o su vulva, dándole a probar el dulce néctar de su excitación entre sus pliegues. Ella contemplaba como la barbilla de su amante se movía ávidamente entre sus muslos, para besarla en los labios y sorber su pequeño y delicado clítoris, produciendo ondas de placer en su cuerpo. Él no cejaba en su cometido, devoraba los orificios de placer de su chica hasta que finalmente decidió que su polla necesitaba estimularse con los suaves y jugosos labios de ella. El sabor de su fluido seminal había empapado las papilas gustativas de su compañera quien se rendía satisfecha. Las descargas de placer electrizante se intensificaban gracias al esmero con que él había asumido su trabajo oral, soltando la punta de la lengua y haciéndola girar dentro de ella. Ella se había afanado en satisfacer el erecto miembro de su chico, alternando entre la suavidad del perineo y el vibrante glande, tragando por completo cada salada gota de anticipación láctea sobre la reluciente corona en la punta de su lengua. Ella no podía soportarlo más y temblando, soltó un lánguido gemido de placer, corriéndose con un grito, con los ojos abiertos y los dientes cerrados, regocijándose en éxtasis. Los labios y la lengua de su chico no habían parado, penetrante sobre los hipersensibles pliegues que el orgasmo había estimulado, intensificándolos casi insoportablemente.
Ella separó sus muslos, temblando aún por las convulsiones de su masivo orgasmo, con su raja y el rostro de su chico mojados por el néctar femenino.
«Yo nunca me vi en la lengua de nadie antes… lo único que tienes que hacer es aprender cuando aliviar».
Ella le abrió las piernas «Solo necesito un poco de tiempo para recuperar… y sé, exactamente, como pasar el tiempo». sonriendo y lamiendo los labios mientras sus ojos se detenían en el tieso y viril miembro de su acompañante.
«Y yo lo que creo que es te va a encantar…»
Ella ronroneaba jocosamente y él sabía que se iba a someter a un tratamiento sexual como nunca antes.
Que playa tan agradable…

(continuará en junio)

**Este texto no refleja, necesariamente, la opinión de ApartadoX.

Un buen café para un día complicado

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La Playa del Deseo II

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